Terapia de frío para la piel: beneficios y cómo aplicar hielo correctamente

Terapia de frío para la piel: beneficios y cómo aplicar hielo correctamente

Cuida tu piel con terapia de frío: cómo usar el hielo correctamente

El rostro está expuesto cada día al sol, al estrés, a la contaminación y a hábitos alimentarios que pueden acelerar la aparición de signos de cansancio. Además de una rutina de limpieza e hidratación y de protegerte del sol, existen pequeños gestos que pueden aportar una agradable sensación de frescor y ayudar a tonificar la piel. Uno de ellos es la terapia de frío, es decir, aplicar hielo de forma controlada y responsable.

¿Qué puede aportar el frío a tu piel?

Aplicar frío sobre la piel puede proporcionar un efecto inmediato de firmeza y frescor, ya que ayuda a contraer temporalmente los vasos sanguíneos y puede reducir la sensación de inflamación o hinchazón. Algunas personas lo utilizan para aliviar las ojeras, descongestionar la zona de los ojos o cerrar los poros antes de maquillarse. Sin embargo, debes tener en cuenta que estos efectos son transitorios y no sustituyen un cuidado constante ni la consulta a un dermatólogo en caso de problemas cutáneos.

Cómo aplicar hielo en el rostro de forma responsable

  • Limpia tu rostro en profundidad y retira cualquier resto de maquillaje o crema.
  • Envuelve los cubitos de hielo en un pañuelo o tela limpia. No los apliques nunca directamente sobre la piel para evitar quemaduras por frío.
  • Masajea suavemente el rostro durante uno o dos minutos, realizando movimientos circulares por la mandíbula, la frente, las mejillas, la barbilla y alrededor de la nariz y los ojos.
  • Si tienes la piel muy sensible o sufres acné activo, consulta con un profesional antes de probar esta técnica y evita zonas irritadas.
  • No prolongues la aplicación más de 10–15 minutos y siempre escucha las sensaciones de tu piel.
  • Después del masaje con frío, aplica tu crema hidratante habitual o protector solar si es por la mañana.

Consejos y variaciones para un plus de frescor

  • Prepara cubitos con té verde, agua de rosas, infusión de manzanilla o pepino para añadir propiedades refrescantes. Utiliza siempre agua de calidad.
  • Si usas cubitos con limón, lava bien tu piel después y evita la exposición directa al sol para prevenir manchas.
  • Este gesto puede ser especialmente agradable por la mañana y por la noche, antes de aplicar tu rutina de cuidado.
  • En lugar de cubitos, también puedes sumergir el rostro en agua muy fría durante unos segundos para un efecto rápido.

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